martes, 9 de noviembre de 2010

Chicharra

Aunque de celos pueda vivir la chicharra,
amante de alas vacías,
trepar el árbol sin hojas,
caminar por su savia,
me deslumbro en su sombra.
Después del canto en llanto,
aprende a adherirse en su seca piel,
y yo desde sus raíces, reposo y contemplo,
analizo el suicidio
de sus palabras en soprano,
toda la noche...
¿Cuál es la razón de la opera
ofrecida por la chicharra?
Desfigurando mi corazón, sigo contemplando.
Desprendida por la lluvia
me he ido y no sé luego qué sucedió.
¿Cuál es el final de la chicharra?
Morir, cantando, incesantemente...
Me iré a cantar

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