jueves, 23 de diciembre de 2010

Sin título aparente

Una mezcla de sentimientos, falta de definición, decisión, encuentros. Bajo las escaleras y miro el desastre en casa, ni tu ni nadie, ni palabras ni caricias. Nadie me ha dejado, son solamente momentos de melancolía. Que no haya confusión...

Mientras las ramas del techo se caen a pedazos,
las botellas de vino se cubren de cenizas.

Las paredes blancas,
vestigios de paladares hambrientos,
y tu, escribiéndole a la Luz.

A esta hora de la madrugada
da igual que el mundo se comparta
con personas de veintiocho o treinta y cinco,
a uno de dieciséis o cuarenta y uno.

Así me levanto tranquilo,
paciente,
desempolvo las botellas, las quiebro contra el suelo
ahí me recuesto y comienzo a lamer el vino,
recordando como se toma el agua de tus pechos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Así está hecha la desdicha, de dicha deshecha. De sombras caprichosas, de besos no dados, que raspan. Así es el mundo, una maraña de desencuentros e imposibles.

Escribís genial.

ROdrigo dijo...

tiene una introuccion muy buena pero me gusta cuando usas la botella de vino para recordar.
muchos saludos!

Enrique M. Picchio dijo...

Hecho trizas quedó pero lo malo es que rompió la botella de vino y no la aprovecho, tomándolo para inundarse el alma para olvidar.- Un beso.-