domingo, 8 de abril de 2012

Todavía es abril?


Una cara sonriente también es resignación (...)

No necesito que me expliques cómo he de abrirme las venas por ti,
o morder mis talones ardientes al carbón donde camino por ti.
Así es, lo se de memoria.
Por eso si me das a elegir, yo prefiero el infierno.
No creo en el cielo más que como un adorno de la catástrofe que vandrá.
¿Quien nos salva del desamor, del hambre, del olor podrido de las calles oscuras?
Del llanto
Participemos en este absurdo cometido de ser, tu y yo una sombra sonriente.
Yo iré centímetro a centímetro descuartizando mi carne, mis ojos, mi sexo
y el sarcasmo que me brindas cada noche. El sarcasmo hipócrita de tu normalidad.

No hay comentarios: