Hoy quiero decir un nombre y lo desconozco,
me lo inventaré si es que acaso deba ser uno que haya conocido hace seis meses, o hace dos días.
Y si aún no logro acertar en mis caprichos, vagos y absurdos,
me inventaré al hombre que lo llevará: quizás escritor, quizás le deje el cabello largo
y un tatuaje en todo el brazo izquierdo, ¡No! mejor, derecho, que tenga algo con alas y que le guste Sabina,
o Benedetti y absorba mi sensualidad como grillos mi concentración...
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