En susurro silencioso (redundancia vulgar de mi perspectiva desorientada):
encontré un par de tacones,
conocí un amor por las aceras,
lo perdí por las calles.
Me quité los tacones,
miré desde abajo... subí a ellos de nuevo,
me hice otro color, otra tristeza...
perdí la "tapita" de un tacón, caminé a lo "chueco",
fui al tapicero, y salí de nuevo con ellos.
¿Amor nuevo? No! Soledad con altura!
Adoro la soledad tanto como los tacones,
sobre todo si van a la par
con el color de la taza de café nocturna.
1 comentario:
El poema es delicioso.
Voy a leer más posts.
Besos con altura también.
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