Como si pudiera estar cayendo en la locura.
Después de unas noches, de pánico y piernas congeladas,
demonios de risas,
demonios de espera,
demonios molestos...
también llegó la noche del beso,
no sé de donde, no sé de quién,
pero cayó otra noche más y el beso fue más profundo,
sus manos en mi espalda.
El mismo que cubrió el techo de la habitación donde ahora busco tocar,
tocar a quien me besó.
2 comentarios:
Precioso Luza, tanto texto como imagen, van de la mano celebrando las sombras y ese estado de soledad creativa que a veces enloquece un poco, el tan conocido infierno de los "paradisos perdutos". Adelante, mucha fuerza!
siempre grande tu apoyo y apreciación Alejandro. besos
Publicar un comentario