Habría
llorado hace quince años si leía las cartas que llegaron en el mes del rechazo,
Cuando me
decías que ibas con alguien que no era parecido a mi, que podíamos ser amigos.
Habría guardado
la ilusión de hace siete años cuando mirabas como me tocaba el pecho y decías “no
lo hagas”. En el tiempo en que la habitación era azul y ya llevaba un niño en
brazos que jamás conociste, como el abrazo que no ha llegado.
Habría
subido hasta la habitación del camino de las vacaciones, de la que enviaste
fotos con unas gafas que reflejaban la cámara que no disipaba tus dientes
retorcidos, y tus ojos azules solo eran un revelado en sepia.
Habría degollado
a cualquiera para arrancarle la bicicleta e irme a tu lado por las calles a ver
el lugar de la Reina Marie
Antoinette. Aquella por la que me hacía pasar cuando me creías una chica mala y preguntabas muchas veces "¿Por qué?, ¿Por qué?"
Habríamos hecho el amor por todos los años que nos dijimos "quiero estar contigo"
« pero la
petite etincelle est toujours la quelque part au fond de mon coeur...»
Pero yo, después de cuatro años de reencontrarte y perderte
en tus noticias de matrimonio, canto nuevamente unas frases «sin tu luna,
sin tu sol, sin tu dulce locura »
Un poco de nostalgia, los cigarros y el cuadro de mi silueta
a tu espalda, los tragos y el café. La ventana y el árbol. La lámpara y la
oscuridad, la ilusión y el invierno, tu madre y tu español, tu afán por mirarme
y tocarme, las llamadas y la risa, el amor…
¿Recuerdas?
¿Recordamos?